Durante mucho tiempo, las imitaciones parecían ser un mundo sólo reservado para los hombres, y las mujeres con esas pretensiones debían contentarse con mostrar el cuerpo y bailar. Fátima Florez no lo creyó de ese modo, y con algo de perseverancia y un par de golpes de popularidad que le dio la televisión, pudo demostrar lo contrario.
Fátima Florez sabe que puede contar con Cristina, pero trabaja todas sus imitaciones por igual. Dice que vive en un ambiente machista y que antes la querían sólo para mostrar el cuerpo.